jueves, 17 de julio de 2008

sobre-oxigenada

- puedo estar sintiéndome mal en una peluquería por los motivos que solo tiene una peluquería para hacerte sentir mal, pero todo mejora cuando
escucho alguien que dice a la recepcionista: "hola. para cortarse."
y cuando estoy ahí aburrida y rodeada de espejos, pensando que no debería haber dicho para cortarSe sino para cortarMe
aparece detrás su hijo adolescente con un corte muy bandana en la cabeza (ah bueno muy mambrú sería entonces), y discuten por lo bajo y parece que él se quiere ir, pero en cambio ya lo sientan para lavarle el pelo, y una rubia platino le coloca la toalla de la perdición.

- todos mis gritos parecen ir dirigidos al mismo lugar. y toda mi vida solo quiere alejarse de ahí y quiero no tener nada que ver con ese lugar. nunca. hablar en terapia de eso sería darle un lugar al lugar, pero yo no quiero tener nada que ver. acá la palabra lugar es más que nunca la huella denegada de la que hablo. quiero decir, ESTE ES EL MOMENTO EN QUE NO PUEDO NOMBRAR A LAS COSAS POR SU NOMBRE. y más abstracta me vuelvo más me parezco a un libro de autoayuda, inentendible, pero de autoayuda al fin, aunque nunca leí uno así sería el mío. paisajes raros, medio cubistas, en tono sepia, un asco, y en el medio un oasis que pide TRAGAME.

y a continuación un final más optimista:

- puedo estar un día después con esa sensación poco habitual pero intensa de que me voy a comer el mundo, y se mezcla con la pesadez confortable de los músculos exigidos, a punto de temblar pero en equilibrio, y con el clima que por fin me deja un rato en paz, me deja un rato con el pullover puesto, y el aire que no me entra en los pulmones, pero es bueno, es bueno.